El pasado mes de mayo salió a la luz a través de una noticia
publicada por el diario El Mundo la situación en la que se encuentran cientos
de cadáveres en los sótanos de la Universidad
Complutense de Madrid. Estos cuerpos, que habrían sido
donados a la ciencia para permitir a estudiantes de medicina practicar sobre la
anatomía humana, han sido apilados sin control generando una situación de
insalubridad a la vez que manchando la noble finalidad de estas donaciones.
A raíz de esta noticia se ha abierto el debate sobre en
quién recae la responsabilidad legal de tratar correctamente esos cadáveres
donados altruistamente, y quién es responsable de que tal hacinamiento haya
ocurrido sin que ninguna inspección haya podido evitar a tiempo las dimensiones
de lo ocurrido.
A su vez, los colectivos de profesores, estudiantes y
científicos que utilizan las donaciones para su formación e investigación piden
que no se frenen las donaciones ya que éste es un caso puntual y en la mayoría
de los casos estas donaciones son imprescindibles para la aproximación real a
la anatomía humana.
«Las cifras de donación de cuerpos han crecido en los últimos años»
En la era de las nuevas tecnologías y la innovación tecnológica, el estudio con cadáveres sigue siendo fundamental para la formación, actualización e investigación de los profesionales sanitarios. «Tenemos que estar muy agradecidos de que se donen cuerpos a la ciencia, porque son algo insustituible. No hay simulación, maniquí ni multimedia que puede imitar la realidad ni la calidad de un cuerpo humano real», explica Francisco Sánchez del Campo, catedrático de Histología y Anatomía de la Universidad Miguel Hernández (Alicante). Las donaciones, aclara, sirven para que médicos, enfermeras, fisioterapeutas, podólogos y otros especialistas aprendan nociones fundamentales sobre la anatomía del cuerpo humano. Pero, además, también son claves para el desarrollo de nuevas técnicas quirúrgicas o la investigación de nuevas vías de abordaje terapéutico. En principio, cualquier persona mayor de edad puede hacerse donante, pero no todos los cuerpos se consideran aptos para su utilización. «Se descartan los cadáveres de personas que hayan donado previamente sus órganos, que se hayan sometido a una autopsia, que padecieran una enfermedad infecto-contagiosa o que presentaran una obesidad mórbida», apunta Sánchez del Campo. Según este especialista en anatomía, en los últimos años han aumentado las donaciones de cuerpos en España. «Cuando comenzó a extenderse la práctica de la incineración, las cifras de donación entre los españoles comenzaron a crecer. La crisis puede haber ejercido cierta influencia en este aumento porque los servicios funerarios son caros, pero es difícil establecer una relación clara», indica. Cuando un cuerpo se dona a la ciencia, se somete a una serie de procedimientos para que pueda utilizarse sin problemas en la mesa de disección. En primer lugar, a través de un vaso sanguíneo se infunde un líquido de fijación al cadáver. Acto seguido, lo más habitual es introducir el cuerpo en una balsa con formol, alcohol, glicerina y otros compuestos, donde permanecerá unos meses. Después, se conserva en una cámara frigorífica a unos 5º para garantizar su viabilidad. «En docencia, el tiempo medio de utilización de un cadáver en nuestra universidad es de unos dos años, aunque si se emplea para cirugía estos tiempos son variables», explica Sánchez del Campo. Cuando ya no son útiles para la investigación o la formación, «los cadáveres donados se incineran y las cenizas resultantes se depositan en un cementerio». / C. G. LUCIOFuentes:
http://www.elmundo.es/madrid/2014/05/18/5378f7d8268e3e14768b4573.html
Es una pena que cosas de estas pasen. No son muñecos ni maniquís, son personas que han donado sus cuerpos para el estudio. Deberían estar en lo posible conservados y bien guardados.
ResponderEliminarUn saludo desde funeraria fuengirola